¿Están los vecinos de Sarriguren contentos con el servicio de villavesas?
Debido a los problemas de costes del transporte comarcal y quién debe pagar su elevado coste, un político pamplonés comentó ayer que “tenemos que seguir prestando el servicio, por ejemplo a esas personas que hemos llevado a vivir a Sarriguren, pero que tienen que venir a Pamplona”.
En Pamplona y su comarca existe una red de transporte urbano, las villavesas, que se financia por los ayuntamientos que ofrecen ese servicio y por los usuarios que pagan el billete. El servicio es deficitario, y se están planteando alternativas para sufragar ese elevado coste, desde mayor aportación de los ayuntamientos, subida en el precio del billete, o incluso un impuesto mensual de 1€ por cada unidad familiar de la comarca.
Actualmente Sarriguren cuenta con una línea de villavesa diurna, la 18, y una nocturna, la N10. Ambas recorren nuestra ciudad a lo largo de su arteria principal, la Avenida Reino de Navarra.
La línea 18 inicia su recorrido a las 6:30 de la mañana y termina a las 22:30, con una frecuencia de 15 minutos, excepto entre las 7:00 y las 20:00, reduciendo entonces la frecuencia a 12 minutos. Los sábados es cada 15 minutos y los festivos cada 20 minutos.
La línea N10 tiene su primera salida a las 22:50 y la última villavesa pasa a las 00:10, excepto los viernes, que termina a las 4:10 de la madrugada y los sábados y víspera de festivo que lo hace a las 6:10. En todos los casos, su frecuencia es de 40 minutos.
El transporte comarcal está basado en un sistema de estrella o radial, donde todas las líneas pasan por el centro de Pamplona y no existen líneas circulares que conecten distintos puntos de la comarca sin pasar por el centro. Viendo como está organizada la cuenca, donde alrededor de Pamplona existen diversos núcleos de población, parece eficiente ese planteamiento.
Pero dejando de lado los costes y frecuencias, ya que nombran a Sarriguren, ¿están los vecinos de nuestra ciudad contentos con el servicio del transporte comarcal?
En cuanto a frecuencias, aunque es cierto que podrían ser menores, como en la línea 4, la estrella del sistema de transporte comarcal, los 12 minutos durante la mayor parte del día se nos antojan adecuados, sobre todo teniendo en cuenta que el transporte en Sarriguren tiene picos en horarios muy concretos, pero el resto del día no existe una demanda elevada.
Una de las principales quejas de los viajeros de Sarriguren es el hacinamiento que sufren por las mañanes cuando mucha gente se desplaza al centro a estudiar o trabvajar. De hecho, la línea que porcentualmente más ha crecido en cuanto al número de usuarios (24,29%) es la L18 de Sarriguren. Quizá la frecuencia en esas horas punta debería reducirse para trasladar a más viajeros.
La información en las marquesinas también es adecuada, aunque el sistema que muestra el tiempo restante hasta la siguiente villavesa no siempre funciona bien, algo que deberían intentar corregir desde la Mancomunidad.
El tipo de villavesa que suele recorrer la línea 18 es adecuado para el transporte de silletas para niños, algo muy habitual en Sarriguren, pero lo cierto es que es fácil colapsar el autobús cuando son varias personas las que llevan una. Ante eso, sólo queda contar la con buena disposición de los padres.
Quizá sería interesante que desde la Mancomunidad se establecieran unos criterios sobre cómo usar el transporte público con silleta, y que los conductores fueran conocedores, porque una queja muy habitual es la falta de información a los padres.
La principal duda es por dónde meter la silleta. En principio debería ser por la puerta principal como cualquier otro viajero, pero el riesgo a taponar esa entrada con la silleta hace que algunos conductores pidan entrar por la puerta central.
Esa puerta central, con rampa desplegable para sillas de ruedas, es utilizada por muchos padres porque desde ahí se accede directamente a la zona reservada para silletas, por lo que se corre menos riesgo de obstaculizar el paso al resto de viajeros que entran por la puerta principal. El problema es que otros conductores no quieren abrir esa puerta y hacen pasar por la principal.
En casos extremos de villavesas articuladas, se ha dado el caso de conductores que sólo querían meter silletas por la puerta trasera, poniendo en riesgo en caso de frenazo a las silletas que no podían pasar hasta su zona reservada.
Por eso es urgente un protocolo común conocido tanto por viajeros como por conductores, más allá del empleado en San Fermín de en la medida de lo posible, plegar las silletas para que haya más espacio libre. La ordenanza reguladora del transporte comarcal dice lo siguiente:
Las “silletas de niño accederán al autobús, siempre que sea posible, por la puerta delantera. De no ser así, debido a la estructura del autobús, lo harán por la segunda puerta, previo aviso al conductor. En todo caso, las silletas se ubicarán en el autobús sin dificultar el paso en los lugares destinados al tránsito de personas.
Sobre el recorrido de la línea es bastante adecuado, ya que se recorre todo el centro de Pamplona pasando desde la Av.Baja Navarra hasta la Av.del Ejército. Pasa por San Juan e Iturrama a través de la Av.Pío XII y llega hasta la zona de hospitales. Después continúa hasta Zizur, que aunque pueda no tener mucho atractivo para la gran mayoría de viajeros procedentes de Sarriguren, sigue una dinámica similar a la de otras líneas, unir dos puntos opuestos de la comarca y que los viajeros suban y bajen donde lo necesiten.
Al pasar la línea por puntos clave de correspondencia con otras líneas, es sencillo hacer transbordos y llegar a cualquier punto de la comarca.
Como punto negativo, los conductores deberían intentar aminorar la velocidad en las rotondas grandes, ya que a veces resulta complicado mantenerse de pie o que las silletas de niños no salgan volando, sobre todo en villavesas articuladas.
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