La ecociudad de Sarriguren se concibe como una operación piloto de arquitectura y urbanismo bioclimáticos, y supuso una de las operaciones más ambiciosas de vivienda protegida en la región, pero ¿por qué llamamos ecociudad a Sarriguren?

En los países desarrollados más de un 40% de la energía se consume en los edificios. Una de las principales medidas de ahorro energético en Sarriguren se consigue a través del aislamiento de cada vivienda. La reglamentación de aislamiento térmico en la ecociudad es más exigente que la normativa estatal vigente. Todos los proyectos analizados en Sarriguren resultan clase A (ahorro energético superior al 40%), a excepción de uno.

Los sistemas pasivos desarrollados en la ecociudad de Sarriguren buscan el ahorro energético a través de un diseño adaptado a las condiciones climáticas locales.

Para el aprovechamiento óptimo de la radiación solar, los edificios y espacios públicos se disponen de forma que sea posible la captación solar directa en periodos fríos, al tiempo que se evita su oscurecimiento por sombras arrojadas por construcciones contiguas.

La altura de las edificaciones decrece levemente hacia el sur y hacia los límites este y oeste de la urbanización. La localización y orientación de los edificios dentro de sus parcelas se realiza con el objetivo de aprovechar de forma óptima las orientaciones sur y oeste.

Todas las viviendas cuentan con doble orientación permitiendo tanto el aprovechamiento de las brisas en periodos cálidos, como la ventilación natural inducida por las diferencias de presión entre distintas fachadas.

En Sarriguren se recurrió a la inercia térmica de ciertos elementos constructivos y se utilizaron materiales de colores oscuros en zócalos y cubiertas de muchos edificios para aumentar la captación de la radiación solar. Las ventanas orientadas al sur son grandes para dejar pasar la luz del sol y las que están orientadas al norte son pequeñas para impedir la fuga de calor.

Para la construcción se utilizaron materiales no contaminantes y que no requerían mucha energía en su elaboración, así como elementos naturales y autóctonos, eligiendo materiales duraderos y de bajo mantenimiento.

El paisaje desempeñó un papel esencial en la mejora de las condiciones climáticas del proyecto, introduciendo superficies blandas (por su baja emisividad), se redujeron las superficies impermeables, se construyó una lámina de agua y se crearon zonas verdes con vegetación autóctona, plantando árboles perennes o caducos según las distintas orientaciones de las viviendas, para evitar el viento frío del invierno y permitir la entrada de luz en verano.

Energías renovables

Quizá uno de los elementos por los que más destaca Sarriguren es por el empleo de energías renovables a través del uso de sistemas de paneles solares -térmico y fotovoltaico- además de otras energías renovables como la geotérmica y de energías alternativas como los biocombustibles.

Sarriguren incorpora sistemas de producción de agua caliente sanitaria (ACS) a través de instalaciones solares térmicas, formadas por colectores solares situados en las cubiertas de los edificios. Las instalaciones de ACS y calefacción de las viviendas se centralizan para una mayor eficiencia, aún manteniéndose el control individual del consumo. Entre los sistemas activos de ahorro energético se incluye la producción de electricidad a través de paneles solares fotovoltaicos en las cubiertas de algunos edificios de viviendas.

En 2008, la ecociudad de Sarriguren obtiene el Premio Europeo de Urbanismo en la categoría de Medio Ambiente/Sostenibilidad. Se trata de un premio bianual que reconoce los mejores proyectos realizados dentro de los países de la Unión Europea, siendo el máximo galardón oficial en materia de ciudades en este ámbito.